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Liberación: Cómo mantener la salud de la tierra

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May 10, 2021

Liberarnos, equilibrar el planeta, sostener una vida deliciosa, liberarnos de las manifestaciones de muerte violenta impuestas por las políticas de mercantilización de la tierra, de los alimentos y de la vida en todas sus expresiones – esta fue la esencia de la conversación durante “Comida, Tierra y Liberación”, la tercera sesión de la serie Chop It Up.

Entrelazando perspectivas panafricanas, Nonhle Mbuthuma, Miriam Miranda y Mariama Sonko hablaron de las experiencias del Comité de Crisis de Amadiba (ACC), de la Organización Fraternal Negra Hondureña/OFRANEH y de Nous Sommes la Solution. A través de sus palabras Mariama, Nonhle y Miriam pusieron al alcance las realidades que están construyendo para restablecer la dignidad de la vida.

Nonhle Mbuthuma, que vive en el Cabo Oriental de Sudáfrica, abrió la conversación. Para Nonhle el restablecimiento de la dignidad de la vida requiere el ejercicio colectivo del derecho a decir ¡NO! Las comunidades de Xolobeni llevan desde 2007 intentando resistir el instinto externo de desplazamiento. Están decidides a no dejar atrás las tumbas de sus antepasades. Nonhle compartió que entre 2015 y 2018, Transworld Energy and Mineral Resources, una empresa minera, quería explotar 900 hectáreas de tierra para la extracción de titanio a cielo abierto, además de querer imponer proyectos de infraestructura diseñados para cambiar la forma en que la gente interactuaría con la tierra y los valores comunitarios que sustentan la administración de la tierra. La ACC recurrió con éxito al derecho internacional y nacional para impedir que sus planes siguieran adelante.

La ACC sigue en los tribunales defendiendo su derecho a la tierra, ya que la sentencia a su favor está siendo recurrida. Para justificar el desplazamiento de las comunidades de Xolobeni, quienes impulsan el desarrollo minero dicen que aliviará la pobreza. Pero para Nonhle y la comunidad no tenía sentido decir eso; “no entendemos cuando dicen que somos los pobres de los más pobres. porque donde estamos viviendo no hay hambre. Nosotros… tenemos tierra y la utilizamos de forma sostenible [y eso] alimenta a nuestros hijos”.

Tras Nonhle, Miriam Miranda compartió historias del pueblo garífuna, un pueblo afroindígena cuya población se extiende por Honduras, donde reside Miriam, a otras partes de Centroamérica, México y Estados Unidos. Miriam habló de cómo se han aplicado políticas extractivas en nombre del desarrollo y de cómo se ha utilizado el crimen organizado para expulsar a comunidades enteras. Coincidió con Nonhle en que las protecciones o herramientas legales existentes no se traducen en garantías constitucionales efectivas de los derechos, por lo que no son suficientes. Por el contrario, forman parte de una estructura que desmantela a las comunidades y las precariza porque se priorizan las soluciones y necesidades a corto plazo aunque ello signifique degradar la tierra y todo lo que la sustenta.

Al denunciar las narrativas tóxicas que se filtran en las comunidades, Miriam señaló que cuando el progreso y el éxito se definen en términos individuales se puede justificar el envenenamiento impuesto por el uso de pesticidas y la inestabilidad de los precios de los alimentos, por ejemplo. Para resistir esto hay que cambiar, hay que proponer otros instrumentos para medir el desarrollo según nuestras propias concepciones.

Defender la tierra puede significar reajustar los derechos de tenencia. Defender la tierra también puede significar utilizar métodos de producción que permitan la reoxigenación del suelo y guardar y utilizar semillas indígenas. Apoyar a los productores de alimentos para que sigan avanzando hacia métodos de producción ecológicos que centran la vida del suelo y la calidad del agua, al tiempo que sostienen y fortalecen los lazos comunitarios, es de nuevo una defensa de la tierra.

Mariama Sonko, presidenta de Nous Sommes La Solution -nombre que significa “nosotras somos la solución” y que bien podría funcionar como lema de acción de toda nuestra diáspora- nos hizo recordar que para crear el futuro hay que mirar hacia atrás. La constelación de asociaciones de mujeres rurales de siete países de África occidental que forman parte de Nous Sommes La Solution sitúan la salud de la vida en el centro de su trabajo. Si miramos hacia atrás para ver lo que liberó la nutrición y los sabores de los alimentos tradicionales, nos daremos cuenta de que lo que permite que la tierra y el cuerpo estén sanos es la producción agroecológica.

Para poder practicar la agroecología es necesario liberarse de una agroindustria que impone los fertilizantes químicos, las semillas genéticamente modificadas, los monocultivos y los contratos de arrendamiento explotadores que capturan la tierra durante décadas. Cuidar y defender los aspectos culturales que informan lo que llevamos al estómago es también fundamental para la defensa del medio ambiente, la soberanía alimentaria y los derechos colectivos a la tierra. Mariama nos instó a fortalecer las economías basadas en el conocimiento local y la administración sostenible de la tierra por cualquier medio que podamos. Recuperar y promover estos conocimientos ancestrales es liberarnos de la enfermedad, porque quienes han heredado de sus mayores esta forma de cuidar la tierra, han heredado la salud.

Las experiencias colectivas de Nonhle, Miriam y Mariama, y de todas sus comunidades, en la defensa de la tierra, la alimentación, la salud y la soberanía tienen tres cosas en común. En primer lugar, la conciencia de que el Estado no tiene ningún interés en cuidar o proteger nuestra salud. En segundo lugar, la práctica de defender la tierra como una forma de hacer la vida, sacándola del mercado neoliberal y poniendo su cuidado en el centro como parte de la lucha por la justicia ambiental y la supervivencia planetaria. Finalmente que la producción agroecológica, con modalidades tan antiguas y diversas como la humanidad misma, la recuperación de las semillas indígenas y la memoria de nuestras prácticas tradicionales en torno a la alimentación son pilares que sustentan la identidad y la autodeterminación comunitaria. La liberación es dignidad. Para mantenernos con salud, necesitamos saber de dónde viene y cómo fue producido el alimento, el agua, la pastilla o antibiótico que consumimos.

Podemos aprender de este intercambio que la liberación comienza en lo que llevamos en el estómago.